El arte de sentir tanto hasta terminar vacía.
Porque en la línea de meta después de tanto sentir se encuentra un vacío.
Siempre he sido la hija mayor que ha absorbido todos los problemas de casa, la que ha sido muy perceptiva e inmediatamente notaba cuando algo no iba bien. La que tuvo que crecer antes de tiempo para consolar a su madre, la que dejó de pedir cosas como cualquier niño de su edad porque entendía que algo estaba mal.
Siempre he sido la amiga que trata de solucionar los problemas, que es capaz de cargar con el peso del mundo con tal de hacer sentir a los demás mejor, la que ha dejado de disfrutar momentos por acompañar a alguien cuando está molesto, triste o simplemente no se siente bien.
Siempre he sido la hermana que se ha puesto frente a sus padres para quitarle el peso de una llamada de atención, la que ha dejado de comer y se ha quitado prendas con tal de ver a su hermanita arreglada.
Siempre he sido la niña sensible que llora ante la mínima subida de tono, la que no puede explicar lo que siente porque el nudo en la garganta la asfixia. La que llora con las películas animadas y se pone en lugar del perrito que no ha sido elegido en la casa de adopción.
¿Hasta que grado una persona puede interiorizar tanto las emociones al punto de dejar de sentir?
Esa pregunta me ha perseguido durante varias noches de insomnios, porque he llegado al punto de mi vida en que las cosas ya no duelen, ya no escocen, ya no me enojan, ya no queman, ya no me provocan llantos ni tampoco decepción, simplemente ya no me provocan nada.
A veces extraño sentir, extraño el calor en el estomago de la ira, extraño la presión en el pecho de la tristeza, extraño el picor en la piel del estrés, porque experimentar algo es mejor que no experimentar nada en absoluto.
Es muy real lo que has escrito, soy la hermana pequeña pero, en algún punto, me ha tocado ser soporte emocional. A veces quisiera no sentir tanto, pero creo que es lo que nos hace ser nosotros. Es extraño descubrir que la vida no es solo blanco y negro sino que, hay un montón de colores grises en medio. ¡Un abrazo!
Hola!! Me identifique un montón con tus palabras. Creo que las personas no ven la responsabilidad tan fuerte que tenemos los hermanos mayores en una sociedad como esta, que aunque sé que no todas las familias son iguales, hay cierto patrón que se repite. El dejar de sentir luego de sentir tanto se siente tan extraño, que hasta a veces me da terror. Pero siento que se relaciona con el hecho de que muchos de nosotros tuvimos que enfrentarnos a la vida desde que éramos pequeños y nos dimos cuenta de cosas que otros niños a nuestra edad no veían. En cierta parte, puede ser hasta una respuesta a toda esa carga... En fin, me gustó tu escrito y espero leerte más seguido! 💫