Mi falta de amor quería hacerlo, pero mi ego no me lo permitió
Las ganas de escribirle nunca me faltaron porque quería que supiera que valía la pena su atención y cariño, pero mi ego me lo prohibió.
Las ganas de escribirle nunca me faltaron porque quería que supiera que valía la pena su atención y cariño, pero mi ego me lo prohibió, ¿por qué quién soy yo y quién se cree él al no buscarme por voluntad propia?
Esta semana he leído tres artículos sobre la necesidad del contacto físico sin la intimidad y el compromiso. Es una verdad a voces que en un mundo tan cambiante y sobreestimulado como el que tenemos hoy en día, queremos recibir recompensas instantáneas con muy poco trabajo.
Cada vez es más común escuchar que se ha agregado un nuevo estado a las relaciones, pasamos de “novios”, “prometidos”, “esposos” al término de “casi algo”.
¿Cómo podríamos resumir a los casi algo?
Este término engloba el deseo de la gratificación física instantánea sin el compromiso de la intimidad. Es triste ver cómo hemos permitido reducir la magia de las relaciones a un concepto tan llano, tan libre a la interpretación, tan cruel con aquel que llega a involucrarse emocionalmente.
¿Cómo reclamar algo si no somos nada? ¿Cómo exigir cosas si no tenemos un compromiso? ¿Cómo te hago saber que me dolió lo que hiciste sin escucharme intensa?
No estoy aquí para contarte mi historia fatalista y mi primer acercamiento con este término, pero sí estoy aquí para contarte las consecuencias de involucrarme en un casi algo.
El ghosteo
La forma más cruel de irse es marcharse sin avisar tu despedida. Cuando se popularizó esta palabra no entendía en gran medida cuál era el alboroto, ¿a quién le importa si alguien no contestó tu mensaje? claramente a mí.
Una vez que experimentas la ausencia de alguien sin saber por qué se fue, no hay vuelta atrás. Es un círculo constante de dolor, ira y tristeza. Tus inseguridad comienzan a gritar, ¿qué hay de malo en mí? ¿por qué no se quedó? ¿qué pude haber hecho diferente? ¿soy tan poca cosa?
Me fascinó ver que a pesar de no haber tenido una relación, sin duda éramos algo. Éramos parte de nuestra rutina diaria, nos escribíamos todos los días, nos mirábamos cada semana, compartimos nuestros miedos, sueños y vulnerabilidades.
Y un día su amor por mí acabó.
Nunca supe por qué se fue ni tampoco si todo ese tiempo ese siempre había sido su plan de huida. Tampoco supe si me llegó a querer y hasta el día de hoy me sigo preguntando si aún me piensa, si voltea atrás de vez en cuando y recuerda todo lo que vivimos.
Más de una vez estuve tentada a escribirle de nuevo, a felicitarlo en su cumpleaños, a preguntarle si no me echaba de menos. Porque mi falta de amor propio sin duda me permitiría ser la primera en dar el paso, también me permitiría volver a caer si él me buscaba sin una excusa creíble o una disculpa, también me dejaría volver a ese estado de casi algo que me mantuvo llorando durante muchas noches y con una ansiedad en el pecho.
Pero mi ego jamás lo permitió, porque si algo aún tengo después de haber perdido tanto en su ausencia, es mi orgullo. La idea de que él elija no volver a responder o que le cuente a sus amigos entre risas como esta tonta ilusa volvió a rogar, me frena por completo de tomar una decisión.
Y nunca sabré por qué se fue pero él tampoco sabrá cuántas veces estuve a punto de escribirle.
Gracias por leerme <3 te invito a suscribirte para seguir leyendo mis escritos 🧚🏻
Hola!! Me gustó tu escrito y creo que definitivamente tienes razón por el hecho de que “los casi algo” es lo que abunda en la sociedad actual. Me identifique con tus palabras porque viví una situación similar y desde ahí, tengo terror de que me vuelva a pasar, porque realmente te hiere de una forma diferente a un desamor. En fin, me gustaron tus palabras y espero leerte más seguido! 🤍
Es terrible saber cuantas mujeres pasamos por la misma situación. A veces llegue a un punto de preguntarme “vale la pena sostener el orgullo si aun lo quiero?”, tristemente las segundas oportunidades terminan sintiéndose peor porque es ignorar las banderas rojas que claramente reconocimos la primera vez que nos fallaron. Sin embargo el mundo gira y gira, y estas situaciones parecen abundar cada vez más. Honestamente en este punto he perdido la fe, un poco…bastante.