Ser mirada con ojos de deseo y jamás con ojos de amor.
La decepción de ser sexualizada y nunca anhelada para una relación romántica.
Mientras escribo este artículo no puedo evitar mirar hacia atrás y sentir un gran dolor en el pecho al recordar como cada uno de los acercamientos que tuve con mis potenciales parejas terminaron fracasando porque al parecer siempre quisimos algo diferente: yo la conexión emocional que viene de tener un amor mutuo y ellos la adrenalina de una lujuria desenfrenada.
En este punto de la vida ya no sé si es pedir mucho una conexión intima que nace de conocer los sueños, miedos y anhelos de otra alma, desconozco qué clase de maldición hay en mí porque de alguna forma, no importa cómo comience la historia, el final siempre es el mismo. Un “no eres tú, soy yo”, “vamos viendo”, “hay que dejarnos fluir”, en todas las historias siempre termino con mi corazón destrozado y con la sensación de sentirme sucia y utilizada, deseada solamente por mí físico, anhelada pero nunca querida, bonita para pasar el rato pero jamás hermosa para presentarme a sus familias o para comprometerse en una relación conmigo.
Un día leí la teoría de que nuestro “tipo” son en realidad nuestros patrones de trauma, que cuando decimos “él no es mi tipo” en realidad estamos diciendo que no se asemeja a nuestro patrón de trauma y es por eso que no nos atrae. Y tal vez es cierto, tal vez busco en cada hombre un patrón de trauma en específico, uno en donde ellos no están emocionalmente disponibles o no tienen responsabilidad afectiva, un patrón en el que busco sanar mi trauma haciéndoles notar que soy más que un polvo de una noche, que soy merecedora de su tiempo, que si vamos más allá puedo construir la mejor relación que han tenido.
Lo cierto es que cada vez que ocurre eso es más y más desgastante. Es frustrante solo ser una cara bonita y poco se habla de la horrible sensación de solo ser utilizada para algo físico. El sentimiento de ser solo el objeto del deseo y no la musa de alguien no se lo deseo a nadie.
Mí última casi relación fue una de las más dolorosas porque de alguna forma yo romanticé e idealicé hasta el último grado del afecto que recibí, debí suponer que las cosas no iban a terminar bien cuando yo buscaba su mano para acariciarla y sostenerla mientras él posaba sus ojos en mi escote y sus labios en mi cuello.
Es sorprendente como cuando comienzas a ver hacia atrás notas cosas y patrones que fueron advertencias, banderas rojas que señalaban un camino carmesí pero el deseo de ser amada siempre te cegará ante este tipo de defectos.
Y tal vez un día llegue quien me ame de verdad, pero tal vez ya esté lo suficientemente rota como para pensar en arriesgarme de nuevo.
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Lo mucho que me identifico. El sentimiento de no ser lo suficiente como para que quieran presentarme con su familia es tan real!
Lastimosamente me siento demasiado identificada con esto y aún así querida desconocida estoy segura de que ambas encontraremos a la persona correcta en algún momento, cuando el destino quiera y no cuando nosotras lo deseemos.